¡Ni se te ocurra pensar así! No hay esfuerzo despreciable.
¿Y sabes por qué? Porque aquí lo que cuenta más eres tú, tú que quisiste hacer algo bueno, tú que te empeñaste en esforzarte.
Si lo hiciste, ya tienes tu mejor recompensa, porque vas aprendiendo que tú no eres un títere sin voluntad, sino una persona que -cuando quiere algo- sabe hacer la lucha.
¡Y eso es súper importante!
El que no sabe valorar lo pequeño nunca sabrá valorar nada. No hay esfuerzo despreciable.
3 comentarios:
gracias por darme esta idea.
Lucho
hermoso!!! se lo pase a mi hermanita!!
Gracias a los dos por ayudarme a ayudar.
Cariños.
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