Si va así a la escuela será ya muy difícil que una maestra, con muchos niños que atender, pueda corregir lo que un padre y una madre no pudieron corregir con un solo niño.
Y una vez establecido el hábito ya casi es milagroso corregirlo. Si no me crees, observa escribir a los adultos que tengas cerca.
Las consecuencias son importantes, desde la fatiga que ocurre al coger mal el lápiz, hasta el desgano y/o rechazo ante las tareas que implican la escritura.
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